Hay gente que escribe para vivir. Pero cuando un copy hace poesía, entra en el mundo de aquellos que no pueden vivir sin escribir. Como Pipe González, creativo y copy, de puro corazón poeta.
Prometo no dejar de soñar nunca,
aunque me despierte siempre,
aunque siempre me despierten,
aunque esté despierto
y así nunca más despierte.
Prometo seguir soñando todavía,
aun cuando no sea en grande,
cuando la serotonina se acabe,
aunque sea sonámbulo
y la sobriedad se llame insomnio.
Cumpliré mi promesa de seguir soñando,
aun cuando no se cumplan,
así tenga que vivir de ensueños,
aunque la parálisis me robe el aliento
y así tenga que morir soñando.
Seguiré despierto para poder soñar,
de noche y de día, ni somníferos ni pastillas,
con la conciencia encendida,
los ojos cerrados y la pantalla vacía,
a color, en blanco y en negro,
con lucidez o con pesadillas.