Siempre me ha intrigado esta expresión. Se utiliza comúnmente para referirse a lo que queda por hacer una vez que se ha completado el trabajo más complejo, como si lo restante fuera sencillo y casi automático. Pero, ¿realmente lo que queda es tan fácil de hacer? ¿Tú qué crees?
Hoy quiero ilustrar esta frase en el mundo de la publicidad y que, para mí, tiene un significado particular.
Pensemos en mi día a día de trabajo:
Después de semanas de seguimientos, llamadas que a veces quedan sin respuesta, incontables correos, eventos de networking interminables y un sinfín de anécdotas, llega a nuestras manos una nueva oportunidad comercial, llena de desafíos y en la que ponemos en juego cada una de las habilidades y conocimientos de un talentoso equipo humano y tecnológico.
Reunimos al equipo: creativos, ejecutivos, estrategas y demás. Nos sumergimos en una sesión intensa de lluvia de ideas, discutimos e investigamos hasta dar con esa GRAN idea disruptiva.
Y entonces, ¡lo demás es carpintería!
En paralelo, negociamos costos, plazos de entrega y condiciones con el cliente. Mientras tanto, estructuramos una propuesta a la medida, que responda a las necesidades de la marca y sea viable para la agencia.
Llega el gran día. Nos ponemos nuestra mejor pinta y presentamos la propuesta al equipo directivo de marketing, comunicaciones y compras de la marca. Para convencerlos de que es una gran idea y que para hacerla realidad, hay un gran trabajo en equipo, que está dispuesto a convertirse en su aliado.
Si hay un buen pitch, esto nos abre una nueva puerta: negociar nuestra propuesta creativa vs. el presupuesto que la marca tiene disponible.
Luego viene la espera de una respuesta que podría llegar en minutos, días o quizás nunca.
Finalmente, cerramos el proceso. Tal vez con un contrato firmado o con la satisfacción de haber hecho un gran trabajo. Si ganamos, comenzamos un nuevo viaje junto a la marca, enfrentando nuevos desafíos con pasión y profesionalismo.
Si se fijan bien, cada paso de este proceso requiere una gran cantidad de trabajo en equipo y habilidades específicas. Y aquí viene mi pregunta: ¿estamos usando correctamente la expresión: “lo demás es carpintería”?
Si lo analizamos, la publicidad y la carpintería parecen mundos opuestos, pero tienen mucho en común. Ambas son disciplinas creativas y artísticas que exigen talento, destreza y una atención meticulosa al detalle.

Así como un carpintero trabaja la madera con sus manos para crear piezas únicas y funcionales, un publicista maneja palabras, imágenes y conceptos para transmitir un mensaje persuasivo y atractivo al público.
En carpintería, cada pieza debe ser diseñada, medida, cortada y ensamblada con precisión para obtener un resultado final que sea estéticamente atractivo. De la misma manera, en publicidad, cada campaña requiere de una planificación meticulosa, creatividad, conocimiento profundo del mercado y del público al que se dirige, originalidad y saber vender la idea según cada necesidad.
Ambas disciplinas exigen innovación constante, el deseo de encontrar nuevas formas de expresión y la capacidad de adaptarse a los cambios del mercado. Tanto el carpintero como el publicista deben estar al tanto de las nuevas tecnologías, materiales y técnicas para sobresalir en un mundo cada vez más competitivo y exigente.
Además, tanto en carpintería como en publicidad, se valora la atención al detalle, la precisión en la ejecución y la pasión por hacer bien el trabajo. Ambas requieren paciencia, dedicación y un alto nivel de compromiso por parte de quienes las ejercen.
Si usas la frase “lo demás es carpintería” para restarle valor a un trabajo, como si fuera algo mecánico o fácil, probablemente es porque nunca has intentado clavar un clavo perfectamente recto, diseñar una escalera en caracol o instalar una puerta en una pared imperfecta.
Nada es simplemente "lo demás", cada detalle cuenta, cada esfuerzo suma y cada paso es fundamental. Así que, ¡a trabajar!… porque la carpintería, como la publicidad, van mucho más allá de simplemente referirse a una mesa como a "una tabla con 4 palitos" o, en el caso de la segunda, "pagar anuncios para vender más".
