IKEA, a nivel global, ha sido un referente del buen diseño, de los principios de este que el diseñador alemán Dieter Rams expuso, y del diseño democrático. Personalmente, algo que me ha impactado a lo largo de mi carrera profesional es cómo el diseño ha permeado la cultura y cómo a través de las formas de los objetos podemos reconocer y sentirnos representados por algo en específico. IKEA, a pesar de ser actualmente una empresa multinacional, ha logrado mantener su esencia escandinava y sus cuatro estilos ―escandinavo tradicional, escandinavo moderno, internacional tradicional e internacional moderno― para impregnarlas en las distintas culturas a las que ha llegado alrededor del mundo. Asimismo, ha sido receptiva a las necesidades de cada público, y ha permitido la flexibilidad y adaptabilidad en cada lugar al que llegan, teniendo en cuenta que cada país y cada cultura varía en su manera de percibir y actuar en el mundo. 

Para mí y para muchos diseñadores industriales, IKEA es un gran referente al que se proyecta llegar dentro del mundo laboral; un lugar icónico en el que también, más allá de trabajar, se anhela aprender a llevar a su máximo potencial toda la teoría que se aprende a lo largo del diseño industrial, y poder aportar por medio de esta industria. Por eso, cuando llegó este proyecto al equipo de TBWA, había todo un brief lleno de pasión y sueños por cumplir.

La llegada de IKEA a Colombia representaba un gran reto para el país por la situación pospandemia que se estaba superando; pasaba por una coyuntura un poco compleja que afectaba también nuestra economía, lo cual influyó en el comportamiento de consumo de varios sectores, incluido este, del comercio de muebles y artículos para el hogar. Uno de los objetivos de la marca era la asistencia de 7.000 personas en el día de apertura de su primera tienda en Colombia y la más grande en Latinoamérica. Es por esto que el gran reto, desde el inicio, fue atraer a personas de toda Bogotá y alrededores al lanzamiento, haciéndolo sentir a cada uno parte de este gran evento y despertando su interés por esta marca icónica que recién llegaba al país, a su vez que se cumplía con una de las ideas principales en este acontecimiento: IKEA es un punto de encuentro en que toda Colombia cabe, sin importar la región o la cultura. 

Con la metodología disruptiva que caracteriza a TBWA, quisimos traer algo que rompiera con lo usual, pero que a su vez cumpliera la meta de traer a aquellos 7.000 invitados al día de apertura; con la certeza de que íbamos por el camino correcto, decidimos comenzar todo este evento con el insight “los colombianos siempre abren las puertas de su casa a las visitas, dejándoles hasta las llaves.” En TBWA, como equipo, exploramos varias ideas en las que, al final, basándonos en lo que nos caracteriza y nos hace sentir orgullosos de ser colombianos, reforzamos lo que para nosotros es nuestra gran habilidad: hacer sentir a las personas nuevas bien recibidas y dar confianza y afecto a todos por igual. Fue un privilegio haber hecho de este evento un reflejo de lo que nos representa como país, y que tanto IKEA como cada visitante a la tienda sintieran la emoción desde el recibimiento. Para nosotros era fundamental buscar esa unión entre lo que traía IKEA y lo que Colombia es.

Aún así, teníamos presentes los distintos retos que habían: desde lo creativo, tanto en arte, como en producción, cómo hacerlo efectivo, atractivo, innovador y sostenible al mismo tiempo. Cada uno de estos puntos se logró de la mejor manera y superó las expectativas de todos: una apertura llena de colores vibrantes que representan a Colombia junto con la sofisticación y sobriedad de lo que es IKEA. Un evento impecable con cada detalle previsto y solucionado de la mejor manera. 

Para la agencia y para el equipo fue de gran satisfacción ver que este lanzamiento cumplió a cabalidad con cada objetivo propuesto. La recepción y reacción del público ante la invitación para este evento fue gratificante y sorpresiva, pues superó nuestras expectativas con 9.800 personas haciendo fila, un 40% más de lo planteado en nuestras metas, para hacer parte de este ansiado lanzamiento. De igual manera, las palabras de gratitud de cada visitante al finalizar la jornada nos llenaba de agradecimiento y satisfacción, pues se vio reflejado el amor y la pasión con que se trabajó y que tanto nos caracteriza como equipo. Cabe destacar que, en el primer mes de apertura, IKEA tuvo un aproximado de 400.000 personas que pasaron a conocer y comprar en esta tienda, lo que convierte a este lanzamiento de marca en Colombia como un éxito rotundo.

En mi experiencia, participar en la preparación y realización de este evento fue un privilegio: haber podido ser parte desde la dirección de arte, en cada pieza y detalle que se cuidó y en cada reunión que tuvimos para conservar ideas de cómo lograr esto de la mejor forma, hasta de poder estar en la bienvenida y ver en cada cliente entusiasta su cara llena de gusto y felicidad por un entorno creado por nuestras ideas y el trabajo previo, luego de, incluso, haber resuelto distintos obstáculos que se iban presentando. Trabajar en BTL me ha enseñado a estar atenta a cada detalle y a estar lista, y junto a la tripulación del barco remar para direccionar hacia el mejor puerto y circunstancias que van apareciendo en el camino. Definitivamente, esta no fue la excepción; dado a que IKEA tiene sus parámetros claros y establecidos, acomodarnos a ello fue una de las claves para que todo surgiera como en un inicio se proyectó. 

La apertura de IKEA, una de las marcas más grandes en el diseño industrial, fue un reto magnífico, tanto como equipo como en lo personal, que, a la vez que le dábamos la bienvenida a la unión de esta corporación con clientes potenciales, también le permití a esa estudiante de diseño industrial de cumplir ese deseo de trabajar en equipo con aquella empresa tan gigante como sus sueños.