Reflexiones, medialunas y el efecto creativo…
Legal: Léase con el tono que quiera, todo son observaciones de la industria, mi vida y muchas cosas más. No hay vigencia, al final, cada día que pasa es un aprendizaje más.
Motivo del viaje: Reunión regional de TBWA durante el marco del Ojo de Iberoamérica.
Lunes.
9 p.m.: me encuentro en la sala de espera del aeropuerto internacional El Dorado -El Dorado fue una cuenta que manejamos durante un par de años-. Me alegra ver cómo el muelle internacional ha crecido su oferta comercial, pero me alegra más, ver que algunas de las cosas que propusimos para ciertos espacios se implementaron; pero me alegra aún más, que estos espacios distraen mi mente. En los últimos años mi miedo a volar se ha incrementado, realmente no sé por qué, lo único que sé es que justo antes de volar, el algoritmo de mis redes sociales solo me muestra documentales de tragedias aéreas, ¡hermosa tecnología!
Una hora antes de abordar, me siento a observar a toda la gente que está a mi lado, fui fotógrafo durante mucho tiempo y si hay algo que sé hacer es observar a la gente, sus gestos, ¿cómo se sientan?,¿ qué llevan puesto?, ¿son fotogénicos? ¿tienen nariz digna de retratar? y miles de preguntas más que me hago a mí mismo. Tres filas adelante veo a alguien y pienso: seguro ese tipo es un publicista, está vestido de negro, tiene gorra, tatuajes, gafas oscuras -colgando de su camisa a las 9 de la noche-, un mac entre las piernas, los últimos “airpods” del mercado y rumbo a recoger algún premio, en alguna parte del mundo… luego me miro a mí mismo y digo: ¡mierda!, solo me faltan los tatuajes y, bueno, los airpods -soy un fiel creyente del cable-.
Hay mucho trabajo por hacer…
Martes.
7 a.m.: aterricé en Buenos Aires, un vuelo relativamente tranquilo. Ya nadie aplaude en los aterrizajes o, al menos, en este vuelo nadie aplaudió; para los que tenemos miedo a volar, cuando el avión toca tierra es uno de los mayores alivios en la vida, merece mil y un aplausos. Paso migración y aduanas sin problema, ya estoy en Argentina, la tierra donde contar historias es todo un arte, la exageración cobra vida y el humor nace del drama ajeno. Cambio alrededor de $200 dólares y, mientras recibo una cantidad enorme de pesos argentinos, pienso en la realidad económica de nuestros mercados -se vienen unos años difíciles a nivel económico, los crecimientos en las agencias cada vez son más complicados: las rentabilidades, el forecast, los nuevos negocios- me interrumpe el chico de la casa de cambio y me dice: “tenga cuidado cuando salga de acá, la zona está cada vez más insegura”, me río un poco y le digo que soy colombiano y que la inseguridad ya hace parte de mi ADN.
Termino de comerme una gigante milanesa napolitana y recibo la cuenta, pago y salgo de unos 20 a 30 billetes de 100 pesos; el dinero me recuerda, otra vez, de cómo la misma industria publicitaria se encargó de dañar el negocio y al mismo tiempo tengo mis bolsillos llenos de dinero.
5 p.m.: me conecto para la reunión semanal de cuentas, me pongo los audífonos y pido una cerveza. Reunión productiva, las cuentas van bien y vienen muchos proyectos. Termino la reunión y mi cerveza -la tecnología una vez más al servicio del bienestar humano-. Nuestros equipos de trabajo están un 90% de su tiempo trabajando virtualmente, nos adaptamos muy bien a este nuevo esquema, tenemos gente trabajando en diferentes ciudades y países. El bienestar en una industria que recibe muchas críticas por su explotación laboral es realmente una prioridad para TBWA; faltan muchas cosas por mejorar, muchísimas, pero el primer paso es aceptar en dónde nos equivocamos y corregir.
Pido otra cerveza, es hora de disfrutar esta hermosa ciudad.
Miércoles.
9 a.m.: entro a las oficinas de TBWA Argentina, mientras espero que comience la reunión regional le preguntó a Juan Cruz, Socio y Director Creativo de esa oficina, cómo es el modelo de trabajo que tienen después de la pandemia; me responde que están en modelo híbrido y que los equipos funcionan muy bien así. Me alegra saber que varias oficinas valoran la calidad de vida de sus colaboradores.
Luego de comerme dos medialunas, una delicia gastronómica de Argentina, comienza la introducción de nuestra reunión a cargo de Ben Williams. Ben, es nuestro Director Creativo Global de experiencias, un australiano bastante alto, con mucha experiencia en diseño y, sobre todo, en generar experiencias para las diferentes marcas que manejamos.
No es ningún secreto que tenemos que ser culturalmente relevantes: si bien tenemos competidores directos, la verdadera competencia es la cultura, entonces, ¿cómo hacemos para que nuestras audiencias, consumidores, compradores, o como los quieran llamar, nos den un poco de su atención?
Ben nos pidió mostrar ideas que realizamos para nuestros clientes de las cuales estuviéramos orgullosos durante el último año. También, nos pidió mostrar ideas que están en proceso con los clientes. Mi turno de presentar las ideas de Colombia llegó, la presentación claramente era en inglés y cambiar el chip a otro idioma, por más que lo hayas estudiado y digas que te sientas cómodo, no es fácil y me siento en un comercial de Open English.
Acabó mi presentación, Ben habla de 2 ideas en particular que le gustaron mucho, las discutimos con los integrantes de lo que llamamos “ The Table”, una mesa donde están los directores generales creativos de México, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Perú y Chile.
Vendrían más presentaciones, más medialunas, más café y más ideas. Con el paso de las discusiones y las presentaciones me doy cuenta que Ben es una persona que comparte algo que yo he defendido mucho: el trabajo que se envía a los festivales tiene que venir del trabajo real que se hace para nuestros clientes. Como los festivales no se pueden convertir en una obsesión de las agencias, la obsesión, si es que se puede llamar así, debe ser concentrarse en el trabajo.
8pm: terminamos el día con un buen asado, cervezas nocturnas, y discusiones alrededor del fútbol, estaba viviendo un cliché en su máxima expresión. Me voy a dormir pensando que se hizo una buena labor, fue un buen día, pero no podía dejar de pensar que algo no estaba del todo bien, sabía lo que era, apagué la luz.
Jueves.
8:30 a.m.: no necesitaba mirar ninguna foto del día anterior para saber que en esta reunión de líderes creativos no se encontraba ninguna mujer, un tema del que se habla mucho al respecto pero poco hacemos para cambiarlo. Sé que en muchas de estas agencias hay mujeres que ocupan cargos importantes, inclusive en algunas agencias son mayoría las mujeres. En TBWA colombia tenemos 20 mujeres en el área creativa y 21 hombres. De esas 20, una es Directora Creativa Asociada y tenemos 3 Directores Creativos de Grupo. Necesitamos más mujeres en estos cargos de dirección y no necesariamente para que salgan en una foto. ¿Qué voy a hacer al respecto?
Más presentaciones de agencias, Perú, México, todas con excelente trabajo, pero sobre todo con un excelente trabajo del día a día, un trabajo que representa muy bien a TBWA, trabajo relevante que le sirve al cliente en sus modelos de negocio y no simplemente trabajo para satisfacer las necesidades de un creativo.
12 m.: me como una medialuna más, más una más…creo que se me subió el azúcar a la cabeza. En estas reuniones uno sale con muchas ideas en la cabeza de cómo ser un mejor líder, mejor creativo, mejor persona…pienso mucho en la última…cómo ser mejor persona, cómo darle a nuestros colaboradores todo lo necesario para que sean felices, porque si ellos son felices, nuestros clientes serán felices y si nuestros clientes son felices, seguramente sus empresas crecerán y eso también significa un crecimiento para todos, suena fácil pero no es tan fácil aplicarlo, pero seguro lo estamos intentando cada día.
El día termina con una pequeña cata de vinos, en una terraza espectacular mirando a la ciudad de Buenos Aires. Me siento agradecido por estar acá en este momento, y bueno porque también pude empezar a hablar de bicicletas con Ben Williams y Gerardo Ortiz, los dos ciclistas aficionados, y me dí cuenta que al final somos personas con pasiones más allá de la creatividad, y esas pasiones son las que alimentan nuestra profesión.
Viernes.
9 a.m.: Ariel Winograd, director argentino, entra a las oficinas de TBWA para lo que sería nuestra última charla, el tipo tiene más pinta de skater que de director (claramente rompiendo convencionalismos), con una voz ronca y muy particular. Hablamos de su vida, sus películas como El Gerente y El Robo del Siglo y sobre todo hablamos de la importancia del humor, la necesidad de reírnos. Sin lugar a duda la pandemia nos robó el sentido del humor, las tragedias abundaron y por alguna razón del momento, el humor en nuestra industria pasó a otro plano. Algunos dicen que el mejor humor nace del drama humano, tener la capacidad de poder afrontar las situaciones más complicadas con humor, con una sonrisa, solo nos puede hacer mejores personas. Seguramente no todas las marcas pueden manejar el humor en su comunicación, pero siempre podremos sacar una sonrisa por más serio que sea un cliente. Es mi último día en Argentina y no puedo dejar de pensar en la importancia de reírnos de la vida, de nosotros mismos, qué arma poderosa es el humor y Ariel nos recuerda que esa arma es la primera generadora de vida.
Demasiadas conclusiones luego de unos días bastante intensos, pero si algo me queda claro es que TBWA\Colombia es un lugar que constantemente se transforma, cada día hay oportunidades nuevas de mejorar procesos, ideas, relaciones con nuestros clientes.
Cuando termina un día y comience el otro, sé que junto a todo nuestro equipo estaremos listos. 25 medialunas después, vuelvo a Bogotá.